Desde hace tres años un particular le reclama a la Banca de Cubierta Colectiva de Quinielas la suma de U$S 50.000 que, asegura, le deben por el mal pago de un premio del 5 de Oro. El organismo aduce que saldó lo que correspondía y defiende esa posición en tribunales.
El 7 de octubre de 2001 Jacinto Irigoyen no daba crédito a lo que veía. Parado frente a una agencia de Loterías y Quinielas, constataba que los números que había escogido para el 5 de Oro (04, 11, 17, 23 y 44) coincidían con los de su boleta. En un principio creyó que era una broma del quinielero, e incluso temía que su corazón le jugara una mala pasada. “Se había publicitado un pozo ganador de 100.000 dólares”, señala Irigoyen a Últimas Noticias. Luego de chequear los números varias veces, los nervios dieron paso a la alegría, y rápidamente se puso a pensar qué haría con el dinero. Tres días más tarde, cuando fue a cobrar el cheque ganador, se encontró con una sorpresa: el pago se efectuaría en pesos, por la suma de 628.784. “No era momento de ponerse a protestar”, indica.
Una segunda sorpresa fue la que Irigoyen encontró cuando, calculadora en mano, hizo la conversión del monto del premio a dólares. El total de lo consignado fue de U$S 52.000, pero quitándole el 5 % de impuestos que marca la ley, la suma final que cobró Irigoyen fue de U$S 49.000.
“En el cartel de la subagencia se publicitaba un premio de 100.000 dólares, pero yo sólo recibí la mitad, por lo cual me siento estafado. Y eso es lo que también entiende mi representante legal”, señala. La demanda, que atiende el abogado Helios Sarthou, responsabiliza a la Banca de Cubierta Colectiva de Quinielas (Bccq), a quien el demandante acusa de haber “paseado” el expediente desde este organismo privado a la Dirección Nacional de Loterías y Quinielas, encargada de ejercer el control estatal sobre los juegos de apuestas. La Bccq tiene como cometido principal, el responsabilizarse subsidiariamente por el pago de los aciertos generados en el juego, así como el centralizar la documentación relativa al aspecto financiero de la explotación del juego por parte de las agencias.
RAZONES DE LA CONTRAPARTE
El 14 de noviembre de 2001, la Bccq dirigió un documento al director nacional de Loterías y Quinielas, Miguel Álvarez Satragno, donde se detallaba que según surge del informe del encargado de la División Quinielas, el premio pagado y recibido en tal concepto ($ 628.784 con cambio de 17/100) era por la cantidad que correspondía al cálculo ordenado por el articulo 4º del decreto 635/989. El documento reconoce que “la cantidad mencionada en las ocasiones y lugares a que el promotor de estos obrados se refiere eran sumas aproximadas a las que oficialmente resultaren una vez cerrada la recepción del juego”. Y agrega que “las estimaciones formuladas previo al cierre de apuestas lo son a título tentativo”, no habiendo otra cantidad oficial y cierta de la cuantía que “la que figura en los extractos emitidos por la Dirección Nacional de Loterías y Quinielas”.
El documento concluye que conviene “archivar la renuncia”, pero el tema continuó hasta el día de hoy. Y, al parecer, Irigoyen está muy convencido en llevar el asunto hasta las últimas consecuencias.
PUBLICIDAD EN TV Y AGENCIA
Una de las primeras acciones que tomó Jacinto Irigoyen, un jubilado de 66 años, actualmente vinculado al mundo del espectáculo, fue concurrir al Área de Defensa del Consumidor, una dependencia de la Dirección Nacional de Comercio del Ministerio de Economía y Finanzas. El 18 de febrero de 2002 se hizo una audiencia administrativa en esta oficina y, nuevamente, la parte citada (Bccq) reiteró que el premio del 5 de Oro se determina según procesa el volumen total de apuestas.
En un documento del Área de Defensa al Consumidor (asunto 182/02) en poder de Últimas Noticias, Irigoyen señala que no sólo el monto de U$S 100.000 se publicitó por la agencia (que en otro escrito enviado a la Dirección de Loterías y Quinielas identifica como la Agencia Abitab Nº 32 de Agraciada casi San Martín) sino también en la publicidad televisiva que tuvo el sorteo por Canal 10.
El particular agrega en este expediente que “le asombra” que tanto la División Quinielas, como la Bccq y la Asesoría Letrada “ni siquiera analicen o indiquen que debería investigarse quién fue el responsable de esa publicidad engañosa”.