Mañana, a las 19 hs. darán comienzo los festejos por los 91 años del “himno de los tangos”, patrimonio uruguayo, con la inauguración del monumento sonoro en la esquina del Palacio Salvo.
EL MARTES HABRÁ UNA GALA EN EL SOLÍS CON LA ORQUESTA MATOS RODRÍGUEZ
En 18 y Andes, precisamente, estuvo ubicado el Café La Giralda, reducto tanguero de la época en el que Roberto Firpo estrenara la obra de Gerardo Matos Rodríguez.
Participarán de este primer acto Fugata Tango, Trío Sur y Nazareno y Mariana. A las 20, en la Sala Zitarrosa se presentarán Tanghetto (Arg.), El Chamuyo y Tabaré Leytón.
A las 22, por último, en Espacio Guambia estarán Los Mareados.
Para el domingo, se ha programado un espectáculo artístico en Castro y Santa Lucía (Prado) a partir de las 17 hs.
También a esa hora, pero en el Mercado de la Abundancia, habrá otro espectáculo artístico, con milonga en esta oportunidad.
El martes 22, a su vez, se presentará en el Teatro Solís la Orquesta Matos Rodríguez y en la Sala Zitarrosa Got@n.uy, ambos a partir de las 21 hs.
Datos a corregir
Nadie duda que “La cumparsita” es el tango de mayor difusión en todo el mundo a lo largo de toda su existencia. Lo demás es discutible, es cierto, pero hay otras muchas cosas que no admiten discusión y, sin embargo, a través de los años se han mal expresado o se difunden datos que no son. Conviene realizar algunas precisiones respecto a ciertas reseñas difundidas. Gerardo Matos Rodríguez nunca fue poeta, si bien escribió algún texto (para “La cumparsita, precisamente, varios años después de haber escrito la música). Previo a su estreno, Roberto Firpo fue requerido para dar una opinión sobre la marchita y él aceptó tal pedido, le vio posibilidades de llevarlo a tango -pidió para incorporarlo a su repertorio- y agregó una tercera parte (de su tango poco difundido “La gaucha Manuela”).
Más adelante, “Becho” Matos vendió los derechos de su obra (a la editora Ricordi) y en Buenos Aires, bajo el título “Si supieras”, Pascual Contursi le puso letra en (colaboración con Enrique Maroni) y lo grabó Gardel (1924).
Dada la enorme difusión del tango en todo el mundo, su autor intentó recuperar lo suyo y emprendió una tarea harto difícil, en la que fue apoyado por varios músicos argentinos y Francisco Canaro, recuperando finalmente lo que le pertenecía.