El tema del rol del Estado tiene una particular vigencia en nuestro país, donde existen en la materia posiciones muy distantes. Por tal motivo, conviene repasar algunos de los puntos de vista expresados en una reciente jornada de reflexión organizada por el Círculo de Montevideo, que convocó a destacados empresarios y políticos. Hubo algunas sorpresas en varias de las exposiciones, que fueron seguidas por más de medio millar de profesionales y empresarios.
Ultimas Noticias ofreció en su momento una crónica sobre los principales aspectos informativos de una jornada de reflexión y debate que, con la participación de políticos y empresarios de muy alto nivel, se realizó a fines del mes pasado en Punta del Este. Era obviamente inevitable que esa crónica, acotada en espacio y en tiempo, refiriera solo a lo más sobresaliente en las opiniones que allí se volcaron sobre una atenta platea en que más de 500 empresarios y figuras de todos los ámbitos de la actividad nacional. Y que muchos de los fértiles puntos de vista que se expusieron, en una reunión que abarcó toda la jornada, quedaran en el tintero pese a su interés para el análisis de la realidad nacional.
El tema del Estado y su rol como regulador, y el más general de los roles que debe asumir el Estado en una sociedad actual fue central en los enfoques de varios de los disertantes, entre los cuales el vicepresidente Rodolfo Nin Novoa, los poderosos empresarios Carlos Slim y Jorge Gerdau y el ex presidente del gobierno español Felipe González. Y conviene hoy volver sobre tales opiniones, volcando en nuestro ámbito la experiencia de personalidades de muy destacado nivel. Que -digámoslo desde ya- están en su mayoría en las antípodas de algunos puntos de vista nacionales aún favorables a la intervención estatal en actividades productivas e industriales. Conviene entonces revisar algunas de estas opiniones para que tengan una difusión ampliada y puedan al menos aportar nueva luz a un debate vigente y de sustantivo interés para el futuro nacional.
En tal sentido, uno de los aspectos destacados de la reunión tuvo que ver con las reflexiones del vicepresidente Nin Novoa, quien sorprendió al auditorio al señalar que la fuerza política que integra descubrió desde el gobierno un nuevo modo de “privatización” de las empresas públicas, y que este consiste en el manejo de las mismas en beneficio propio por parte de sus funcionarios. En tal sentido, acuñó el término “gerentización” para caracterizar el desvío y subrayó su carácter enteramente indeseable para la sociedad.
La afirmación así refleja un importante cambio, ya que nada menos que una figura del mayor relieve de la fuerza política gobernante hace una apreciación que se deslinda claramente de lo que hasta ahora había sido un monolítico apoyo a las empresas públicas.
Y por sobre todo, cuestiona -al menos parcialmente- la acción estatal fuera del ámbito de las responsabilidades esenciales que se le atribuyen. El vicepresidente incluso manejó el conocido aserto de Willy Brandt: tanto mercado como sea posible, tanto Estado como sea necesario.
Felipe González, que cumplía entre nosotros 25 años desde el triunfo electoral que le instaló en el Palacio de la Moncloa desde fines de 1982 hasta marzo de 1996, fue aún más enfático en condenar la actuación del Estado en actividades productivas, llegando a definir a las empresas públicas como “hospitales de cleptómanos”. A la vez, subrayó el papel del aparato estatal como regulador, señalando en ese sentido el ejemplo de la Unión Europea y de los esfuerzos realizados durante muchos años para buscar una armonización reglamentaria capaz de abarcar a toda Europa.
A su vez, Jorge Gerdau, principal de una multinacional siderúrgica brasileña, no solamente cuestionó la eficiencia del Estado en la actividad productiva, sino que, yendo más allá, subrayó la ineficacia de la actividad estatal en el ámbito de la administración de las políticas sociales.
El empresario brasileño trajo algunos ejemplos de su país y sostuvo que uno de los grandes roles del empresario frente a la sociedad de hoy es el de brindar el talento en el manejo de la gestión y de los recursos humanos a las actividades de promoción social. Gerdau señaló que los empresarios que han dedicado parte de su jornada a la gestión de políticas sociales han logrado siempre mejores resultados que los que se logran con la administración de funcionarios públicos, sosteniendo que los talentos en cuanto a ahorro de recursos, contención de gastos y fijación de metas claras multiplican el resultado de cualquier inversión en el plano social.
El expositor -ocurrió también con Carlos Slim- tuvo una opinión muy negativa sobre el mero asistencialismo, mientras que sostuvo que el aporte empresario en materia organizativa puede brindar muchos más resultados que la mera donación o aún que los aportes condicionados al cumplimiento de metas. Indicó, asimismo, que el pago de impuestos no es el único compromiso del empresario con la sociedad, y que las políticas sociales redundan en un mejoramiento general con palpables resultados en el ambiente en que la empresa desarrolla su actividad.
En conjunto, los principales participantes en esta jornada de reflexión coincidieron en reservarle al Estado un rol regulador, más allá de los cometidos esenciales o de aquellos en los que no exista otra alternativa. Y subrayaron que fuera de estos ámbitos, la gestión estatal es ineficiente y le suma importantes costos a toda la sociedad. Una opinión que en nuestro país conviene tener en cuenta, ya que, si la verdadera meta es promover una sociedad productiva, será preciso enfatizar en la eficiencia de las regulaciones, de manera que estas no actúen como trabas sino como verdaderas palancas que impulsen el crecimiento de las empresas y de la economía del país en general.