El Pais 24

La celeste de los récords

SELECCIÓN IGUALÓ CON RUMANIA Y LLEGÓ A 14 PARTIDOS INVICTA

La selección uruguaya “jugó dos partidos disímiles” en el mismo amistoso disputado ayer frente a Rumania. Si bien logró sumar catorce encuentros sin perder, con ocho victorias y seis empates, generó dudas sobre todo por lo expuesto en el segundo tiempo, aunque la imagen dejada terminó siendo positiva.

Reiterar hechos pasados podría parecer redundante, pero cuando se trata de puntos altos en la historia reciente de nuestra selección, bien vale la pena. El cuarto puesto en el Mundial de Sudáfrica, la obtención de la Copa América, la clasificación a la próxima Copa de las Confederaciones, el retorno a los Juegos Olímpicos después de 84 años y un inicio formidable liderando las actuales Eliminatorias (hacia Brasil 2014), no hacen más que refrendar que el ciclo liderado por Tabárez sigue cosechando muy sabrosos frutos.

Para mejor, con el empate de ayer frente a los rumanos (en un nuevo amistoso fecha FIFA), Uruguay llegó a 14 partidos sin conocer la derrota, transformándose así en el grupo más laureado de los últimos tiempos.

RACHA POSITIVA

El partido frente a Rumania tuvo un atractivo especial además del que significó jugar en un país desconocido para muchos de los integrantes celestes o el solo hecho de haberlo disputado con una temperatura que osciló entre los 8 y 10 grados bajo cero. Supuso también que los dirigidos por Tabárez llegaron a 14 partidos invictos, rompiendo así la marca que ostentaban Juan Carlos “Nino” Corazzo (abuelo materno de Diego Forlán) en el período 1967/68, Roque Máspoli y Omar Borras (con dos y once partidos respectivamente) durante 1981/82 y luego nuevamente Borrás durante 1983/84. La celeste, entonces, de la mano del maestro llegó a 14 encuentros sin perder continuando con un ciclo exitoso que comenzó allá por marzo de 2006.

La última derrota charrúa con Tabárez a la cabeza fue el 29 de mayo de 2011, frente a Alemania en el recordado amistoso en Sinsheim por 2 a 1. Tras este compromiso, los uruguayos conservan un invicto que suma ahora catorce partidos, con ocho victorias y seis empates. A partir del 8 de junio del año pasado, la racha de los celestes comenzó con el empate 1 a 1 frente a Holanda en nuestro país. Después se le ganó a Estonia por 3-0 en Rivera. Continuó en la exitosa Copa América de Argentina donde se empató en el comienzo del grupo 1 a 1 con Perú y se prosiguió con los siguientes resultados: Chile 1-1, México 1-0, Argentina 1-1, Perú 2-0 y en la final se le ganó a Paraguay por goleada 3 a 0. Después llegarían más amistosos con victoria ante Ucrania 3-2 y los juegos por Eliminatorias frente a Bolivia (4-2), Paraguay (1-1) y el recordado 4 a 0 a Chile (todos goles de Luis Suárez). El anterior cotejo de Uruguay previo al de ayer, fue el triunfo frente a Italia 1 a 0 en Roma con gol de Sebastián Fernández. Ahora se le debe sumar el empate frente a Rumania 1-1 de la tarde de ayer.

“DOS PARTIDOS”

En cuanto al trámite del encuentro de ayer, en el primer tiempo Uruguay volvió a imponer su tradicional juego, siendo un equipo compacto, duro en defensa, presionando constantemente en el medio y con una ofensiva letal. El ingreso de Gastón Ramírez (por el suspendido Álvaro “Palito” Pereira) fue uno de los puntos altos. El joven valor (actualmente en Bologna) fue factótum del golazo de Cavani apenas transcurría 1 minuto y 44 segundos del partido. Un desborde por izquierda sumados a gran enganche y amagues varios, terminaron en un centro atrás que tomó el atacante del Napoli para, de zurda, colocarla bien lejos del golero anfitrión.

El complemento fue muy diferente. Rumania le “robó” la pelota a los charrúas, quienes no lograron generar juego ni imponer su fútbol en ningún momento. El local empató el partido de movida y a partir de allí dominó la escena. Los cambios de Tabárez no modificaron nada. Fucile (por Pereira) no cerró nunca el lateral derecho y tampoco se fue al ataque con criterio, “Tata” González (por Gargano) erró más de lo que acertó, Abreu (por Cavani) buscó por arriba pero no pudo y para peor “desapareció” Luis Suárez que permaneció en cancha en esos 45 minutos “sin ton ni son”. A esto debe sumársele alguna distracción en la zaga, contención casi nula en el mediocampo (salió Arévalo Ríos e ingresó Eguren), pero algo positivo: la prodigación constante de Ramírez (solidario en la marca y “querendón” en el armado), así como la jerarquía de Forlán que a pesar de buscar un socio ideal nunca lo pudo encontrar. Una pequeña luz de alarma para Tabárez, pues Uruguay mostró dos caras diferentes en un mismo partido, cuando desde el primer tiempo parecía que el control del compromiso sería total.

Salir de la versión móvil