GALLARDO SE SUMA A UNA LISTA DE JUGADORES INOLVIDABLES
La llegada de una figura del cartel de Marcelo Gallardo, genera que las memorias se pongan en acción para recordar jugadores, preferentemente argentinos, que vinieron a Uruguay precedidos de una gran fama, como es el caso del “Muñeco”, que jugó dos Mundiales con su selección.
Gallardo, con 34 años, llega a ocupar la vacante que dejó “Matute” Morales, que había cruzado el Río de la Plata con la edad de Cristo (33) procedente de Olimpo de Bahía Blanca. El pase de Ángel Morales no generó tanta conmoción, pero se le reconocía como uno de los futbolistas que brilló en los torneos de AFA en la década anterior. En Independiente saltó a la fama y tuvo un pasaje por la Sampdoria, defendiendo varias veces a la selección albiceleste.
El “Muñeco” no llega en el mejor momento de su carrera, claro está, y es obvio que así sea pues nuestro mercado no podría pagarlo. Gallardo surgió en River y fue ídolo de los millonarios durante seis temporadas (1993-99), jugando luego cuatro años en el Mónaco. En ese período, el mejor de su trayectoria, integró selecciones juveniles y la absoluta en las Copas del Mundo de 1998 y 2002; ganó la Libertadores 1996 y una cantidad de títulos más en aquel River de Ramón Díaz.
ATILIO Y ARTIME
Dos argentinos figuran en el podio de los ídolos históricos del Club Nacional de Football. Uno de ellos es Atilio García, el goleador del quinquenio tricolor (1939-43), que con 24 años pidió pase desde Boca Juniors. Eran tiempos en los que la fama era puro cuento, ya que los goles de “Bigote” no se veían en el Uruguay. Igualmente, el solo hecho de venir de Boca, donde sólo jugó un año, generaba que se le considerara como una incorporación de gran importancia. Atilio brilló en Nacional desde 1938 al 51, convirtiendo 208 goles en 210 partidos, y con un total de 468 tantos es el máximo anotador de la historia del club. Además, tiene el récord de haber sido el goleador del Campeonato Uruguayo en 8 ocasiones. Fue campeón local 7 veces y también ganó cuatro torneos rioplatenses, que en aquellos tiempos eran casi como una Copa Libertadores.
Tres décadas más tarde llegaría a Nacional otro argentino, pero en este caso con mayor fama. Luis Artime había sido el “9” de la selección argentina en el último Mundial, el de 1966, cuando se incorporó a los tricolores a mediados de 1969, con 31 años de edad pero con rollo para rato. Había sido goleador del campeonato de AFA en 1962 y 63 con River, y en 1966 y 67 con Independiente. En su historial figuraba la participación en la Copa del Mundo donde anotó 3 goles, y en la Copa América de 1967 en la que fue el máximo anotador. Se trata del líder histórico de los goleadores de la selección albiceleste por promedio, pues convirtió 24 veces en 25 juegos.
Al mendocino se le recuerda por su gran intuición para ubicarse en el área, y ya en su debut mostraría que llegaba para hacer historia. El 16 de agosto de 1969 Nacional goleaba 3-0 a Danubio con doblete de Artime. Y en el primer clásico, justito en la fecha manya (28 de setiembre) dejaría su huella en el triunfo albo por 2-0. Pero si de clásicos se trata, el día inolvidable para el “Artillero” fue el 3 de mayo de 1972 cuando Nacional ganó 3-0 con triplete suyo. Era un goleador empedernido, y nunca fallaba en instancias decisivas, como la final de la Libertadores ante Estudiantes, o la Intercontinental contra Panathinaikos.
Luis Artime brilló en River e Independiente, pero llegó a Nacional procedente de Palmeiras, donde había jugado medio año. Con los albos ganaría tres años seguidos el Uruguayo (1969-71) siendo goleador del torneo en todos los casos. Totalizó 158 goles en 5 temporadas en nuestro medio. Tras un breve pasaje por Fluminense retornó a Los Céspedes para terminar su carrera en 1974.
EL “NENE” SANFILIPPO
Otro que cruzó el charco y vino a Nacional precedido de gran fama fue José Francisco Sanfilippo. Llegó para ganar la Libertadores de 1963, y estaba en su plenitud, con 28 años, habiendo jugado los mundiales de 1958 y 1962, además de la Copa América de 1957 en la que fue campeón. Traía el cartel de haber sido goleador de los campeonatos argentinos de 1958, 59, 60 y 61. Era algo así como traer a Martín Palermo. Ídolo de San Lorenzo, club en el que es el máximo anotador de la historia, pasaría luego a Boca y por divergencias con los directivos xeneizes se produjo su arribo al Uruguay. Peñarol había ganado la Libertadores en 1961 y 61, y completaba el quinquenio en 1962, entonces la dirigencia tricolor apostó en grande y entre otros incorporó al afamado Sanfilippo. Jugó 17 partidos, convirtió 16 goles, y cuando Nacional estaba para jugar las finales de la Libertadores 1964 ante Independiente, justo perdió a su gran figura. En un amistoso contra Vasco da Gama, el “Nene” sufría fractura de tibia y peroné, terminando así, abruptamente, lo que venía siendo un exitoso pasaje por los tricolores. Dicen los que saben que si hubiera jugado Sanfilippo, Nacional ganaba aquella Libertadores.
INOLVIDABLE ONEGA
Ermindo Onega fue uno de los jugadores argentinos más famosos que pasaron por Peñarol. Los que lo vieron dicen que tenía un estilo de juego elegante, similar al de Zidane. Poseía gran velocidad física y mental, y era un jugador adelantado a su época. También dicen que dicen, que fue de los mejores futbolistas que tuvo la Argentina en los años sesenta.
Onega es de esos jugadores que quedaron en la mejor historia gracias a su magia y no debido a los títulos ganados. Es que, pese a haber jugado nueve años en River y tres en Peñarol, nunca fue campeón de nada. Debutó con los millonarios en 1957 y estuvo hasta 1968. Con 29 años y en el esplendor de su trayectoria cruzó el Río de la Plata para fichar por Peñarol. No se trataba de una incorporación más, sino la de un jugador que venía de jugar el último Mundial, en 1966.
Al irse de Peñarol dejando gratísimos recuerdos, defendió a Vélez y La Serena de Chile, retirándose con 37 de edad, y falleciendo dos años después en un accidente automovilístico.
MAÑANA, LA SEGUNDA PARTE
En la edición de mañana entregaremos la segunda parte de este informe referido a los jugadores más famosos que llegaron al fútbol uruguayo, pero ya no será remitiéndonos exclusivamente a los argentinos, como Marcelo Gallardo, sino ampliando el espectro a todas las nacionalidades. Entre otros, recordaremos a Manga, Rogelio Domínguez, Miguel Reznik, Rubén “El Marqués” Sosa, Pedro Prospitti, Alfredo “El Tanque” Rojas, Néstor Martín Errea, Miguel Ángel Brindisi, José Alberto Percudani, Alejandro Mancuso, Navarro Montoya, Pablo Cavallero, Daniel Quevedo, Gustavo Dezotti, Claudio Husain, Cristian Bardaro, Julio Marchant, Raúl “Pacha” Cardozo, Hamilton Ricard, Gabriel Bordi, Edú Marangón, Paulo Silas y varios más. También habrá una mención para los afamados directores técnicos como César Luis Menotti, Daniel Passarella, Alfio Basile, Roberto Perfumo, etc.
EL PARAGUAYO CHILAVERT TAMBIÉN SE DESTACÓ
No es argentino pero su fama la adquirió en la vecina orilla, y se trata del último gran famoso que llegó al fútbol uruguayo. José Luis Chilavert revolucionaba el mercado de pases en el invierno 2003, cuando Peñarol estaba desesperado por evitar el cuarto título consecutivo de Nacional. Procedente del Racing de Estrasburgo llegó con 38 años y algo gordo, pero su calidad intacta, y lo que no podía conseguir el físico lo lograba su personalidad. El arquero goleador (terminó su trayectoria con 62 tantos) convirtió sus últimos tiros libres en nuestras canchas, y fue el golero con más goles convertidos en todo el mundo hasta que hace unos años le batió ese récord el paulista Rogerio Ceni. La llegada de Chilavert al fútbol uruguayo fue de las más importantes de las últimas décadas, y es que los antecedentes y sus estadísticas lo avalaban.
Había sido declarado por la Iffhs como el 5º Mejor Arquero del Mundo de toda la Historia, y el Mejor del Mundo en 1995, 97 y 98. Además de eso, venía de jugar los Mundiales 1998 y 2002 (un año antes de llegar a Peñarol) y había hecho historia con el Vélez de los noventa, campeón de Copa Libertadores, Intercontinental, Supercopa, Recopa y varios títulos locales.
Apenas pisó Los Aromos se convirtió en el nuevo líder del plantel, y fue quien encaró al Contador Damiani cuando había que arreglar la plata de los premios y otras reivindicaciones. A manera de anécdota, gracias al paraguayo los futbolistas empezaron a dormir más cómodos en la concentración.
Es que Chilavert notó que los colchones de Los Aromos estaban bastante gastados, y por su cuenta consiguió que se hiciera una renovación. ¿Cómo lo logró? A través de Ultimas Noticias, que facilitó varias docenas de sommiers a cambio de que “Chila” luciera en su pecho el logo del diario.
Pero no fueron colchones lo único que dejó Chilavert en Peñarol. El título del Clausura y Uruguayo 2003, evitando el tetra tricolor, fue lo más importante.