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¿Qué es el grooming y por qué debemos hablar de ello?

Qué es el grooming. El avance de la tecnología ha traído múltiples beneficios, pero también ha abierto nuevas formas de violencia. Una de ellas es el grooming, una práctica delictiva que afecta especialmente a niños, niñas y adolescentes en el entorno digital. A pesar de su gravedad, todavía hay poco conocimiento social al respecto. Entender en qué consiste, sus consecuencias y cómo actuar es esencial para prevenirlo.

Grooming: manipulación y engaño en internet

El grooming es el proceso mediante el cual un adulto se hace pasar por un menor o alguien de confianza para ganarse la amistad de un niño o adolescente a través de redes sociales, videojuegos, chats o cualquier medio digital, con el objetivo de obtener imágenes íntimas, favores sexuales o incluso concertar un encuentro físico.

Generalmente, el adulto inicia una conversación aparentemente inofensiva, buscando generar confianza. Con el tiempo, comienza a manipular al menor, haciendo que se sienta especial, querido o comprendido. Luego, el agresor puede pasar a pedir imágenes íntimas, hablar de temas sexuales o proponer encuentros. En muchos casos, si la víctima intenta alejarse, el agresor recurre a amenazas, chantaje o difusión de las imágenes obtenidas.

Consecuencias emocionales y psicológicas en las víctimas

Las víctimas de grooming suelen experimentar una fuerte carga emocional. El abuso puede tener consecuencias graves y duraderas como:

  • Sentimientos de culpa y vergüenza: muchos niños o adolescentes sienten que fueron cómplices del engaño, aunque en realidad fueron manipulados.
  • Baja autoestima: se sienten vulnerables, expuestos y en muchos casos humillados.
  • Ansiedad y depresión: las víctimas pueden desarrollar trastornos psicológicos, miedo a usar tecnología o incluso pensamientos suicidas.
  • Problemas sociales: es frecuente que se aíslen, desconfíen de su entorno y les cueste relacionarse.
  • Revictimización: si las imágenes son difundidas, el daño se multiplica y puede volverse permanente.

Además del impacto individual, el grooming afecta a las familias y genera un clima de angustia y desprotección en el entorno escolar y social de la víctima.

¿Qué hacer si se detecta grooming?

Ante la sospecha o confirmación de un caso de grooming, es importante actuar con rapidez y sensibilidad. Estos son los pasos clave:

  1. Conservar la calma: los adultos deben ofrecer apoyo sin juzgar ni culpar. Es esencial que el menor sienta que no está solo y que no hizo nada malo.
  2. Guardar evidencia: no borrar los mensajes, capturas de pantalla, correos o conversaciones. Toda esa información será fundamental para la denuncia.
  3. Hacer la denuncia: el grooming es un delito en muchos países. Se debe acudir a la policía, fiscalía o unidades especializadas en delitos informáticos para que se investigue y actúe judicialmente.
  4. Brindar contención emocional: es recomendable buscar acompañamiento psicológico para que la víctima pueda expresar lo vivido y procesarlo con ayuda profesional.
  5. Educar en el entorno familiar: hablar abiertamente sobre los riesgos en internet, sin miedo ni tabúes, ayuda a prevenir. Es importante enseñar que nadie tiene derecho a pedirles imágenes íntimas o hacerlos sentir incómodos.

Prevenir desde el hogar y la escuela

La mejor herramienta contra el grooming es la prevención. Padres, docentes y adultos responsables deben generar espacios de diálogo para que niños y adolescentes puedan hablar de lo que hacen en internet sin miedo. Algunas recomendaciones incluyen:

  • Establecer normas claras sobre el uso de dispositivos.
  • Acompañar la actividad online, especialmente en edades tempranas.
  • Fomentar la confianza y la escucha activa.
  • Enseñar sobre privacidad digital y ciberseguridad.

También es clave que las escuelas incluyan la educación digital en sus programas, fomentando un uso responsable y seguro de la tecnología.

El grooming no es un juego ni una travesura: es un delito grave que destruye infancias. La información, la prevención y la acción rápida son claves para proteger a los más vulnerables en el mundo digital. Como adultos, tenemos la responsabilidad de estar atentos, informar y acompañar, porque en internet también deben existir límites claros y seguros.

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