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“Acá hay 50 entrenadores y hay dos equipos; es difícil poder trabajar”

MARIO SARALEGUI: “HAY QUE ANDAR DERECHO PORQUE ACÁ SE SABE TODO”

Las vacaciones obligadas fueron más largas de lo deseado. Mario Saralegui estuvo un año sin poder trabajar, ya que como él mismo analiza:

“Acá hay cincuenta entrenadores y dos equipos”. Su última actividad fue en el clásico de la copa Bimbo de enero 2009, cuando Peñarol cayó goleado 3-0 y tras esa derrota presentó su renuncia al cargo, no tanto por haber perdido ese clásico sino porque avizoraba que el presidente aurinegro, Juan Pedro Damiani, estaba “obsesionado” con contratar a Julio Ribas, cosa que finalmente ocurrió al alejarse el artiguense.

Hoy, Saralegui disfruta de unos días de vacaciones más placenteros en su Artigas natal, junto a la familia. Lo de vacaciones más placenteras viene porque ahora consiguió trabajo y podrá desarrollar lo que sabe.

“Es un desafío importante el que asumimos, sobre todo por la situación de puntaje que tiene el equipo, que está en ese pelotón de equipos que están corriendo riesgo de descender”, comenta Mario sobre el desafío que asumió al aceptar dirigir a Central Español.

“Lógicamente que hoy por hoy ese es el objetivo primario que tiene el club. No va a ser fácil, pero confiamos en obtener los resultados que nos permitan andar bien y que el equipo pueda mejorar y salir de esa situación”, agrega.

Sobre lo que encontró en este nuevo lugar de trabajo, explica que “en la reunión que tuvimos el otro día con los dirigentes se habló del tema Perrone, que se iba, y en la medida que se vayan otros jugadores iremos viendo el tema de las incorporaciones. Ese no es un tema fácil porque hay que ver qué jugadores están libres, cuáles se pueden traer y una serie de cosas que tenemos que resolver”.

Cinco fueron los equipos que cambiaron de entrenador entre el final del Torneo Apertura y el inicio del Torneo Clausura. Uno de ellos fue Peñarol, donde entró Diego Aguirre por Víctor Púa; otro fue Atenas de San Carlos, donde salió Julio César Antúnez e ingresó Pablo Fuentes; en Wanderers se fue Salvador Capitano pero quedó su ayudante, José Rossi; y además de Central Español, donde asumió Saralegui por Ruben Silva, el otro equipo que cambió de técnico fue Cerro, que destituyó a Guillermo Sanguinetti y para afrontar su desafío de Copa Libertadores confió en Pablo Repetto.

Pero, justamente, Cerro había sido un posible destino para Saralegui. “Estuvo el tema de Cerro, que cambió de técnico, y después hubo muchos rumores. Pero de última fijate que esto se mueve muy poco. Hay muchos entrenadores. De repente hay cincuenta entrenadores y hay dos equipos, por eso es que es difícil poder trabajar”. Saralegui trabajará en Central Español con su inseparable amigo Ruben Paz como ayudante. Juntos estuvieron en Progreso, en Uruguay Montevideo, en Peñarol y ahora en el equipo palermitano. 

Desde que la dupla de artiguenses arregló su vinculación con los tricolores de Palermo, no ha estado aún en la cancha trabajando con los futbolistas.

“Uno de los problemas que tenemos es que todavía no lo conocemos porque no entramos en lo que es la interna del grupo”.

INFLUENCIA DE EMPRESARIOS

Al consultar a Mario Saralegui sobre cómo se había dado su vinculación con la institución del barrio Palermo, nos contó: “Hacia más o menos dos meses que habíamos hablado. La vinculación se produjo por un muchacho del fútbol, que no interesa el nombre. Tuvimos la primera conversación con un dirigente y al principio no se dio; y ahora, más adelante, sí. Pero si la pregunta es si llegué por intermedio de algún empresario, la respuesta es que no. A veces se da que te lleva algún empresario, pero en este caso no fue así. Hubo un consenso y estamos muy agradecidos, porque ahora quedaban muy pocos equipos como para poder dirigir”. 

-Para un entrenador, el hecho de no tener un empresario que lo represente e intente colocarlo ¿significa que tiene menos chance de conseguir equipo? 

-No, porque al no tener nada firmado con nadie y no tener una identificación fuerte con ninguno, te da la posibilidad de hablar con todos.

-¿Y no se da en el ambiente que algún empresario ensucie la cancha? ¿En el ambiente de los técnicos no se da esa situación?

-Se puede dar, sí. Se puede dar también con nosotros, que de repente uno llame y te bajen el pulgar.

¿DIRIGIR A PEÑAROL ES QUEMARSE?

Días atrás presentábamos un informe sobre los últimos entrenadores que habían pasado por Peñarol, que luego de desvincularse de la institución terminaron trabajando en clubes chicos y peleando descensos. Al repasarle a Saralegui los casos de Gustavo Matosas, que luego de Peñarol dirigió a Bella Vista, que estaba casi condenado al descenso (y al final se fue a la “B”); de Julio Ribas, que también al alejarse de los aurinegros asumió en un equipo (Fénix) que está prácticamente condenado a perder la categoría; y el caso propio suyo, que tras dirigir a Peñarol ahora asume en Central, que también pelea el descenso, le preguntamos si últimamente para los entrenadores el hecho de dirigir a Peñarol significa “quemarse”, es decir, perder prestigio: “Mirado así, puede ser eso que decís. Pero creo que tampoco ha habido muchos espacios para dirigir en otros equipos. Si repaso lo que fue el año, no hemos tenido mucha chance de nada”.

LOS CRITERIOS

-Igualmente vos, Mario, ya tenés un nombre ganado como entrenador, ya que saliste campeón con Peñarol, e incluso estuvo interesado en contratarte un grande de Ecuador como Barcelona. Y te pongo el ejemplo de lo que ocurrió en Danubio hace seis meses, cuando la directiva tuvo que elegir entre Jorge Giordano y Gustavo Matosas, que había fracasado en Peñarol pero había sido campeón del Uruguayo con Danubio, y terminaron eligiendo a Giordano y no a Matosas.

-Es verdad. Giordano había hecho una gran campaña junto con Gesto. También hay que ver cuáles son los criterios que tienen los dirigentes para elegir a los entrenadores. El entrenador lo que tiene para presentar son sus partidos ganados, puntos ganados, pero a veces daría la impresión de que no se elige a un entrenador en base a eso.

“LO QUE PASÓ, YA PASÓ”

En estos seis años de puros fracasos que ha tenido Peñarol, la estadística dice que de los últimos 13 torneos cortos (Apertura y Clausura), los aurinegros fracasaron en 12 y sólo en uno resultaron campeones. Ese único título logrado por el carbonero fue en el Clausura 2008 y el técnico era Mario Saralegui.

-Eso puede ser destacado en tu currículum, ¿o no?

-Es verdad; pero lo que pasó, ya pasó. A veces cuando nos juntamos gente de fútbol y conversamos, hablamos de que los entrenadores se juegan la cabeza partido a partido. No debería ser así, pero es así; entonces, de repente importa poco lo que pasó antes y hay que ir haciendo el camino porque rápidamente las cosas se dan vuelta. 

Teniendo en cuenta eso y pensando hacia adelante, tratando de aprovechar lo que pasa hoy, creemos que podemos andar bien. Lo demás son suposiciones. Lo que pasó, ya pasó y es parte de lo que uno ha hecho, pero nada más.

Como dice Mario, lo que pasó, ya pasó. Ahora se vienen nuevos desafíos, como este de Central Español: “Cuando uno llega a un club evalúa algunas cosas, como pueden ser el tema de la infraestructura, los materiales, la cancha, complejos. 

En ese aspecto, podemos decir que no tenemos ninguna carencia. Estamos bien. Después, en la parte administrativa, en lo que tiene que ver con lo económico, hasta ahora se viene cumpliendo. También hay un tema con el presupuesto, del que no se puede salir, pero esa es la tónica de casi todos los equipos. 

Después está lo que más nos preocupa a nosotros, que es la parte futbolística, pero en principio podría decir que están dadas todas la condiciones para poder trabajar con comodidad. Estrictamente en lo deportivo, vamos a ver si precisamos algo y si los dirigentes pueden traerlo”.

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