
La noche que debía ser de fútbol y espectáculo en el estadio Libertadores de América terminó en un caos marcado por la violencia y la tragedia. El partido de Copa Sudamericana entre Independiente de Avellaneda y Universidad de Chile fue suspendido luego de que graves incidentes se desataran en las tribunas, dejando un saldo de decenas de hinchas heridos y un hecho estremecedor: un aficionado que cayó al vacío intentando escapar de los enfrentamientos.
El encuentro, que había comenzado con un marco de tensión, estalló en descontrol a los pocos minutos del segundo tiempo. Barras de Independiente y simpatizantes de la “U” se enfrentaron en distintos sectores del estadio. Las imágenes transmitidas por televisión mostraron corridas, golpes con palos y cinturones, lanzamiento de butacas y objetos contundentes. La policía intentó intervenir, pero la violencia escaló rápidamente. En el caos, un joven chileno intentó trepar una baranda para huir de los enfrentamientos y terminó cayendo desde varios metros de altura, generando escenas de desesperación entre los presentes.
La suspensión del partido fue inmediata. El árbitro, tras recibir indicaciones de las autoridades de seguridad, determinó que no estaban dadas las condiciones para continuar. Los jugadores de ambos equipos fueron retirados a los vestuarios mientras las tribunas continuaban siendo un campo de batalla. La situación dejó un saldo de al menos 30 heridos, varios hospitalizados por politraumatismos y cortes, además de un hincha en estado crítico tras la caída.
Néstor Grindetti, presidente de Independiente, expresó: «Lo de hoy fue lamentable. Los simpatizantes de la U nos destrozaron los baños, tomaban los artefactos y los tiraban por la tribuna. Una violencia inusitada, absolutamente injustificada». En diálogo con TyC Sports, Grindetti agregó: «Por lo que se ve y quedó filmado, hay un claro responsable: el simpatizante de Universidad de Chile»
En tanto, el técnico de Universidad de Chile, Gustavo Álvarez, fue categórico al hablar de la responsabilidad de los organismos de seguridad: “Nuestros hinchas viajaron miles de kilómetros para alentar y se encontraron con un escenario de violencia incontrolable. El partido debía ser una fiesta y terminó en un campo de batalla. Esto no puede repetirse. No hay garantías para jugar en estas condiciones”.
La Conmebol, por su parte, emitió un comunicado horas después confirmando la suspensión y anunciando que abrirá un expediente disciplinario contra Independiente por los incidentes ocurridos dentro de su estadio.
La violencia no tardó en generar repercusiones políticas. El presidente de Chile, Gabriel Boric, lanzó un duro mensaje condenando los hechos. “Lo sucedido en Avellaneda entre las hinchadas de Independiente y Universidad de Chile está mal en demasiados sentidos, desde la violencia en las barras hasta la evidente irresponsabilidad en la organización. La justicia deberá determinar los responsables., afirmó el mandatario a través de sus redes sociales.
La noche en Avellaneda quedará marcada como una de las páginas más negras en la historia reciente de la Copa Sudamericana. Lo que debía ser un espectáculo deportivo terminó en un recordatorio doloroso de que el fútbol sudamericano sigue siendo rehén de la violencia en las tribunas.