Cultura

Día del Patrimonio: la ocasión adentrarse en la herencia cultural

El próximo fin de semana se celebra el Día del Patrimonio y en todo el país la gente tendrá la oportunidad de recorrer museos y entrar a edificios públicos caracterizados que generalmente no están abiertos a la visita del público. La Torre de las Comunicaciones, el Palacio Legislativo y la Casa de Gobierno serán, como siempre, algunos de los mayores atractivos. Pero este año el acento se pondrá en la actividad teatral uruguaya, motivo por el cual los teatros -empezando por el Solís- pueden erigirse en seria competencia. Sea como sea, las dos jornadas señalarán esa excepción anual en que la cultura convoca hasta más público que el deporte.

Buena parte de la herencia cultural de los uruguayos estará a la vista del público el próximo fin de semana, al celebrarse la 16ª edición del «Día del Patrimonio». Un «día» que desde hace varias ediciones en realidad abarca dos jornadas, en testimonio del gran éxito alcanzado en las sucesivas ediciones. Esta vez, el tema central, de acuerdo a lo dispuesto por la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación, será «El Teatro en Uruguay». La designación se relaciona con dos centenarios que caen en 2010: el del fallecimiento de Florencio Sánchez (17 / 1 / 1875 – 7 / 9 / 1910), el mayor dramaturgo nacional, y el del nacimiento de Alberto Candeau (11 / 10 / 1910 – 22 / 1 / 1990), actor que caló hondo en el sentir de todos los uruguayos aficionados al teatro. Y el hombre que les prestó su voz a todos los uruguayos para leer la proclama del acto del obelisco en noviembre de 1983.

También se asocian a la celebración el nombre de figuras como Trinidad Guevara, José Podestá, Justino Zavala Muniz, Margarita Xirgú, Ángel Curotto y Atahualpa del Cioppo por haber realizado una gran contribución, cada cual desde su ámbito de acción, al fuerte desarrollo que tuvo la actividad teatral en el país. Bien lejos del género «revisteril», el teatro uruguayo ha sido uno de los más firmes puntales de la vinculación del público con el mundo de la creación y de la cultura. 

Más allá de este homenaje, el tema del Día del Patrimonio tiene un marcado interés y merece varias reflexiones. A lo largo de los años transcurridos desde la primera edición, realizada en 1995, cada edición ha significado nuevos aportes y atractivos, que por una vez al año consiguen acercar a los museos, edificios públicos destacados o lugares históricos a un público incluso mayor que el que concitan los más populares espectáculos deportivos.

La primera edición del «Día del Patrimonio» se realizó en 1995, como respuesta a una iniciativa del arquitecto Luis Livni, entonces presidente de la Comisión del Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la Nación. La idea obtuvo un decidido respaldo desde el Poder Ejecutivo del momento y desde su primera edición convocó a entusiastas multitudes que aprovecharon la ocasión para conocer edificios y lugares caracterizados por su valor arquitectónico o por haber sido escenario de acontecimientos históricos de relieve. La gran novedad es que estos lugares, en general cerrados al ingreso de público, abrían sus puertas mientras se brindaban al visitante explicaciones y materiales ilustrativos.

La idea de desarrollar anualmente una jornada de estas características es tributaria de una propuesta internacional del Icomos -sigla en inglés del Comité Internacional sobre Monumentos y Lugares-, que en 1982 realizó una propuesta en ese sentido a la Unesco. En otros países se desarrollan actividades similares a mediados del mes de abril, pero lo que singulariza a esta manifestación en Uruguay es la importante participación del público y el entusiasmo con que se acompañan las distintas propuestas. Se trata de algo especialmente alentador en momentos en que el respeto por los bienes culturales -como los monumentos- ha sufrido un importante deterioro. Una situación indeseable, que exige una toma generalizada de conciencia sobre los valores que están en juego y un paralelo esfuerzo educativo. Ambos aspectos son especialmente atendidos, de un modo atractivo y convocante, por una manifestación como el Día del Patrimonio.

Esta nueva edición le plantea a cualquier uruguayo inquieto muchas posibilidades de acercarse a la historia y la cultura, en Montevideo y en todo el país. Particularmente en la capital, la oferta es redobladamente amplia. Un lugar de particular interés, por ejemplo, es el Teatro Solís, que no ha dejado de ser el primer gran escenario del Río de la Plata -se inauguró varios años antes que el Colón de Buenos Aires- y que no puede dejar de visitarse cuando la jornada está dedicada precisamente al teatro nacional. En el campo de las artes escénicas también hay que incluir la nueva sala grande del complejo Adela Reta, abierta hace algunas semanas, luego de tantos años de espera. Y literalmente espectacular por las dimensiones y las facilidades que le brinda al espectador para disfrutar el espectáculo desde cualquier ubicación.

La actividad se presentó días atrás en el Centro Cultural Florencio Sánchez, en el Cerro, en un acto donde se hicieron presentes el ministro Ricardo Ehrlich; la subsecretaria y presidenta de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación, María Simon; los intendentes de Montevideo y Canelones, Ana Olivera y Marcos Carámbula, y el director regional de Unesco Montevideo, Jorge Grandi.

En esa ocasión se expresó que es «el reconocimiento y el rescate de un aspecto de la vida del país que ha tenido muchos momentos memorables y grandes representantes en los campos de la creación, la dirección y la actuación, desde las fermentales expresiones de tiempos coloniales, pasando por las manifestaciones del circo criollo y del sainete hacia fines del siglo XIX, hasta la creación y consolidación de la Comedia Nacional y el nacimiento del movimiento de teatro independiente de mediados del siglo XX».

Este patrimonio, según lo destacó la subsecretaria María Simon, es una herencia de todos los uruguayos. Y con tal carácter debe ser reconocida y valorada. La oportunidad se dará el sábado 25 y el domingo 26. Y va a ser bueno que muchos uruguayos participen y adviertan que el mundo no comienza ni termina en Tinelli o los envasados de la televisión.

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