
El fin de los productos baratos en Estados Unidos
Durante décadas, millones de consumidores en Estados Unidos disfrutaron de la posibilidad de adquirir artículos de bajo costo provenientes del extranjero sin pagar impuestos ni aranceles adicionales. Esto fue posible gracias a la llamada “regla de minimis”, una normativa que permitía la entrada libre de gravámenes de paquetes cuyo valor fuera inferior a 800 dólares. Sin embargo, este escenario cambió de manera drástica con la entrada en vigor de nuevas medidas que marcan el fin de una era de productos ultrabaratos importados.
La regla de minimis y su impacto histórico
La regla de minimis fue establecida hace casi un siglo y, en su versión más reciente desde 2015, se aplicaba a envíos de hasta 800 dólares. Gracias a ella, empresas extranjeras podían enviar millones de paquetes diarios a consumidores estadounidenses sin pagar impuestos. Esta normativa fue clave para el auge de plataformas internacionales que ofrecían precios extremadamente bajos, ya que lograban ingresar su mercadería en pequeñas cantidades evitando aranceles significativos.
El auge de los gigantes del comercio electrónico chino
Sitios de comercio electrónico de origen chino como Shein, Temu y AliExpress aprovecharon al máximo este beneficio. A través de envíos directos al consumidor, ofrecían de todo: desde prendas de vestir y accesorios hasta muebles, juguetes y artículos electrónicos. La estrategia les permitió crecer a gran velocidad en el mercado estadounidense, compitiendo de forma desigual con las empresas locales que sí debían afrontar impuestos, costos de distribución interna y regulaciones más estrictas.
El nuevo escenario: aranceles del 10 % al 50 %
A partir de la medianoche del viernes 29 de agosto, hora del este de Estados Unidos, todos los bienes importados están sujetos a aranceles que van del 10 % al 50 %, dependiendo del país de origen. Esto implica que, sin importar el valor del producto, cada compra internacional deberá pagar un impuesto adicional. En particular, los bienes procedentes de China y Hong Kong quedan entre los más afectados, lo que supone un golpe directo a las plataformas de bajo costo que basaban su modelo en la exención impositiva.
Impacto en los consumidores
Para los compradores estadounidenses, la consecuencia más inmediata será un aumento en los precios de los productos que solían adquirir en línea desde el extranjero. El fin de los envíos libres de aranceles encarece no solo la ropa y los accesorios de moda, sino también artículos de uso cotidiano como utensilios domésticos, pequeños electrodomésticos o dispositivos electrónicos. Aunque estas plataformas seguirán existiendo, la ventaja de acceder a precios drásticamente más bajos frente a los comercios locales se reduce de forma considerable.
Beneficios potenciales para pequeñas empresas
Las autoridades estadounidenses justifican la medida señalando que el sistema de minimis generaba una competencia desleal hacia las pequeñas y medianas empresas nacionales. Al eliminar la exención, estas compañías locales tendrán más posibilidades de competir en igualdad de condiciones frente a los gigantes internacionales de bajo costo. Además, se espera que el cambio incentive un mayor apoyo al comercio interno y a la producción local, generando un beneficio para las comunidades que dependen de estas pequeñas empresas para sostener el empleo y la economía regional.
Reducción drástica de los paquetes importados
La decisión de cerrar la exención de minimis ya muestra sus efectos inmediatos. Según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), los paquetes que antes llegaban en promedio a 4 millones diarios desde China y Hong Kong se redujeron a apenas 1 millón tras el cambio de normativa. Esta caída evidencia la magnitud de la dependencia del comercio electrónico internacional respecto a la regla, y anticipa un rediseño completo de la forma en que estas compañías operan en Estados Unidos.
Una nueva etapa para el comercio
El fin de los productos baratos provenientes del exterior marca un punto de inflexión en la relación de Estados Unidos con el comercio electrónico global. Los consumidores deberán adaptarse a precios más altos, pero las empresas nacionales pueden ver un respiro frente a la presión de la competencia extranjera. Aunque la medida no esté exenta de polémica, representa un esfuerzo por equilibrar el terreno de juego y fomentar un mercado más justo y sostenible dentro del país.