
El origen del conflicto entre Israel e Irán: de la alianza a la confrontación total
De aliados estratégicos a enemigos declarados
La relación entre Irán e Israel no siempre estuvo marcada por la hostilidad. Hasta 1979, ambos países mantenían una estrecha cooperación, especialmente en materia de inteligencia, comercio y petróleo. El sha de Irán, Mohammad Reza Pahlaví, era un aliado de Estados Unidos e Israel, lo que convirtió a Teherán en uno de los pocos países musulmanes de Medio Oriente en mantener relaciones con el Estado judío. Incluso, en ese contexto, Israel consideraba a Irán un aliado confiable frente a los países árabes que lo rodeaban y lo enfrentaban militarmente.
Sin embargo, todo cambió con la Revolución Islámica de 1979. El régimen del sha fue derrocado y en su lugar se instauró una república teocrática liderada por el ayatolá Ruhollah Jomeini, quien instauró una ideología profundamente antioccidental y antiisraelí. Desde entonces, Irán adoptó una política exterior que considera a Israel como un “régimen ilegítimo” que debe desaparecer y ha respaldado movimientos armados que comparten ese objetivo, como Hezbollah en Líbano y Hamas en Palestina.
Las raíces ideológicas del conflicto
La enemistad entre ambos países no es simplemente geopolítica, sino también ideológica y religiosa. El liderazgo iraní considera a Israel una extensión del poder estadounidense en la región, y se propone tres grandes metas: expulsar a EE.UU. de Medio Oriente, reemplazar a Israel por un Estado palestino y promover un nuevo orden mundial basado en su interpretación del islam chiita. Esta visión choca frontalmente con la política israelí de autodefensa y expansión de sus relaciones diplomáticas con países árabes y occidentales.
Además, Irán ha avanzado de manera sistemática en el desarrollo de su programa nuclear, lo que Israel interpreta como una amenaza existencial. Tel Aviv acusa a Teherán de utilizar su programa nuclear con fines militares, a pesar de los desmentidos del gobierno iraní. Esta preocupación ha llevado a Israel a realizar múltiples operaciones encubiertas y sabotajes dentro de territorio iraní, muchos de los cuales han sido atribuidos al Mossad.
El cambio de postura desde la fundación de Israel
Es importante recordar que Irán fue uno de los 13 países que votaron en contra del plan de partición de Palestina impulsado por la ONU en 1947. Este plan contemplaba la creación de dos Estados, uno judío y otro árabe, y la internacionalización de Jerusalén. Sin embargo, Irán abogaba por un Estado federal en toda Palestina, lo cual muestra que incluso antes de 1979, existían posturas críticas hacia el sionismo, aunque no necesariamente enemistad directa.
Cuando Israel declaró su independencia en 1948, estalló la primera guerra árabe-israelí. En ella participaron varios países de la región como Egipto, Jordania, Siria, Líbano e Iraq, pero no Irán. Durante esos años, Irán mantenía una posición más neutral, y su comunidad judía, una de las más antiguas del mundo, vivía sin mayores conflictos dentro del país.
Tensión creciente en el siglo XXI
Con el paso de las décadas, la relación se volvió cada vez más hostil. Irán intensificó su apoyo a grupos armados que enfrentan a Israel en distintas fronteras, mientras Israel redobló sus esfuerzos diplomáticos y militares para frenar la influencia iraní. En abril de 2024, la tensión llegó a un nuevo punto crítico cuando Irán, por primera vez en la historia, lanzó un ataque directo desde su territorio contra Israel. El asalto incluyó más de 300 proyectiles lanzados desde Irán, Irak, Yemen y Líbano, aunque fue parcialmente interceptado por el sistema defensivo israelí y el apoyo internacional.
En respuesta, Israel lanzó un ataque sin precedentes contra instalaciones nucleares iraníes, aumentando aún más la tensión regional. Aunque no fue la primera acción de este tipo, sí marcó una nueva etapa del conflicto, con consecuencias impredecibles para la estabilidad del Medio Oriente.
Un conflicto de largo aliento
El conflicto entre Israel e Irán tiene raíces profundas que combinan factores históricos, ideológicos, religiosos y estratégicos. Lo que comenzó como una alianza pragmática durante la Guerra Fría, se transformó en una rivalidad feroz a partir de la Revolución Islámica. Hoy, con ataques directos y amenazas mutuas, ambos países están en uno de los momentos más peligrosos de su historia reciente. La posibilidad de una confrontación abierta sigue latente, mientras el resto del mundo observa con preocupación el futuro de una región en permanente tensión.