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Francia condena al excirujano Joël Le Scouarnec por abusar de casi 300 pacientes

El “diablo de la bata blanca”. Francia condena al excirujano Joël Le Scouarnec por abusar de casi 300 pacientes, incluidos miembros de su familia: el horror de las víctimas.

Una historia de horror médico en Francia

El nombre de Joël Le Scouarnec, un excirujano francés de 74 años, se ha convertido en sinónimo de uno de los mayores escándalos de abuso sexual en la historia médica de Francia. Conocido por la prensa como “el diablo de la bata blanca”, Le Scouarnec fue condenado a 20 años de prisión por haber abusado sexualmente de al menos 292 pacientes, muchos de ellos menores de edad o personas en estado de anestesia.

El juicio más reciente, llevado a cabo en el tribunal de Vannes, en el oeste del país, culminó con una condena que muchos consideran leve frente a la magnitud de los hechos. A pesar de la sentencia de 20 años, la corte autorizó que Le Scouarnec pueda acceder a la libertad condicional una vez cumplidos dos tercios de la pena. Esto ha generado indignación entre las víctimas y la opinión pública.

Una carrera manchada por el horror

Joël Le Scouarnec trabajó como cirujano durante más de 30 años en varios hospitales del oeste de Francia. Su perfil era aparentemente intachable: un profesional respetado, con buena reputación y sin antecedentes penales conocidos durante la mayor parte de su carrera. Sin embargo, tras la denuncia de una familia en 2017, se descubrió una red de abusos sistemáticos y prolongados, muchos de los cuales ocurrieron en contextos médicos, aprovechando la vulnerabilidad de los pacientes.

Durante la investigación, se encontraron diarios personales del excirujano donde detallaba de forma meticulosa y perturbadora los abusos cometidos a lo largo de décadas. Estos textos, sumados a numerosos testimonios, llevaron a los fiscales a identificar a casi 300 víctimas, en su mayoría niños y niñas.

Víctimas dentro del entorno familiar de Le Scouarnec

A finales de febrero, los primeros días del juicio estuvieron marcados por los testimonios de varios miembros cercanos a Joël Le Scouarnec, incluidos sus tres hijos y su exesposa, Marie-France, con quien estuvo casado durante casi cincuenta años. Sus relatos revelaron una familia envuelta en el silencio, el abuso y el incesto.

El 28 de febrero, Le Scouarnec admitió haber cometido “actos de abuso sexual” contra su propia nieta, hija de su hijo mayor, quien se encontraba presente en la sala al momento de la confesión. El fiscal general, Stéphane Kellenberger, anunció que se iniciarán nuevas acciones judiciales.

En el círculo íntimo del exmédico, varias personas, como su ex esposa y un amigo de la infancia, son sospechosas de haber tenido conocimiento de los delitos que cometía. Durante su declaración, Marie-France mostró una actitud que osciló entre la molestia y la soberbia frente a las preguntas del tribunal y de los abogados representantes de las víctimas. A lo largo de más de tres horas, negó categóricamente haber sabido algo sobre las tendencias pedófilas ni sobre los abusos sexuales perpetrados por su entonces marido. Es posible que algunas de estas personas cercanas también sean investigadas judicialmente.

Condenas previas y escándalo judicial

Actualmente, Le Scouarnec ya cumple una condena previa de 15 años de prisión por la violación y agresión sexual a cuatro menores. Esta nueva sentencia de 20 años se suma a su historial, pero no se acumuló como cadena perpetua ni se dictó sin posibilidad de libertad anticipada. Para muchas víctimas, esto representa un nuevo golpe: el temor de que su agresor pueda salir de prisión antes de tiempo.

El caso ha expuesto graves fallos en el sistema hospitalario francés, donde, a pesar de múltiples señales de alerta y quejas informales, el cirujano continuó operando con total impunidad durante décadas. También ha generado debate sobre la cultura de silencio en las instituciones médicas y la falta de controles reales ante comportamientos sospechosos.

Una herida abierta para las víctimas

Para las cientos de víctimas, muchas de las cuales eran niños que acudían al hospital por cirugías de rutina, el juicio ha sido un paso necesario, pero insuficiente. Las asociaciones de apoyo a sobrevivientes han pedido una reforma profunda del sistema médico y judicial francés para garantizar que algo así no vuelva a repetirse.

Joël Le Scouarnec, el “diablo de la bata blanca”, pasará sus últimos años en prisión, pero el daño causado sigue presente en las vidas de quienes confiaron en él. La sociedad francesa aún enfrenta el desafío de sanar una herida colectiva que quedó al descubierto demasiado tarde.

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