
Inundaciones en Texas: ya son 105 muertos y hay decenas de desaparecidos
Las intensas lluvias que azotan el estado de Texas desde hace semanas han provocado una de las peores catástrofes naturales en años. Las cifras son escalofriantes: al menos 105 personas han perdido la vida y aún hay decenas de desaparecidos. Las autoridades continúan las tareas de rescate, mientras los voluntarios y las comunidades locales hacen lo posible por ofrecer ayuda en medio del caos. Entre los escenarios más sensibles, se encuentran los campamentos infantiles afectados, donde varias niñas aún no han sido localizadas.
Un desastre sin precedentes en varias regiones
Las lluvias torrenciales comenzaron a mediados de junio, pero el fenómeno se intensificó en los primeros días de julio. Las regiones más afectadas incluyen Houston, Austin, San Antonio y varias zonas rurales del este de Texas. Los ríos Brazos y Trinity se desbordaron, provocando inundaciones repentinas y arrasando con viviendas, caminos, vehículos y campos agrícolas.
En Houston, donde muchas zonas aún no se han recuperado del huracán Harvey en 2017, la situación es especialmente crítica. Varios barrios quedaron bajo más de un metro de agua y miles de familias debieron evacuar a centros de emergencia.
Desaparecidos y campamentos infantiles
Uno de los puntos más delicados de la tragedia involucra a varios campamentos de verano para niños, en especial en las afueras de Dallas y Waco. Algunos de estos campamentos fueron alcanzados por las inundaciones durante la noche, cuando los niños dormían.
De acuerdo con las autoridades, hasta el sábado por la tarde había un total de 27 niñas desaparecidas del Campamento Mystic, un tradicional campamento cristiano para niñas ubicado en el condado de Kerr. El establecimiento se encuentra a orillas del río Guadalupe, una zona normalmente tranquila que se transformó en un escenario de desastre cuando el nivel del agua subió más de seis metros en menos de dos horas durante la noche del 4 de julio. La crecida repentina sorprendió a todos mientras dormían, arrastrando cabañas, puentes y dejando incomunicadas varias áreas del campamento. Equipos de rescate, buzos y voluntarios trabajan día y noche con la esperanza de encontrar con vida a las menores, mientras las familias viven horas de desesperación sin noticias concretas.
Voluntarios: el alma de la respuesta comunitaria
En medio del drama, ha surgido también un fuerte espíritu de solidaridad. Voluntarios de todo el estado y de estados vecinos se han movilizado para ofrecer ayuda en refugios, preparar alimentos, distribuir ropa y colaborar en las tareas de rescate. Iglesias, escuelas y centros comunitarios se han convertido en albergues improvisados.
Muchos de los voluntarios son antiguos damnificados por desastres anteriores, que ahora devuelven la ayuda recibida. “Perdí mi casa en Harvey, ahora es mi turno de ayudar”, dijo una mujer en un centro de acopio en Katy. Sin embargo, el desafío es enorme y se necesitan más recursos para cubrir las necesidades básicas de miles de personas.
¿Tuvo algún efecto la política de recortes del gobierno de Trump?
Mientras se enfrentan las consecuencias inmediatas de la tragedia, algunas voces empiezan a señalar los efectos de decisiones políticas del gobierno. Donald Trump impulsó importantes recortes al presupuesto de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) y redujo fondos a programas de infraestructura hídrica y prevención de desastres.
Además, muchos programas estatales y federales destinados a reforzar diques, drenajes y sistemas de alerta temprana fueron limitados o eliminados en nombre de la eficiencia presupuestaria. Expertos en gestión de riesgos advierten que estos recortes han dejado a regiones vulnerables sin las herramientas necesarias para prepararse adecuadamente.
“No podemos atribuir la lluvia a una decisión política, pero sí es evidente que una infraestructura más preparada podría haber mitigado parte del impacto”, señaló un exfuncionario de FEMA.