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Jair Bolsonaro bajo presión: allanamiento y tobillera electrónica

Jair Bolsonaro cercado por la Justicia. En una madrugada cargada de tensión política, la Policía Federal de Brasil allanó este viernes la residencia y la sede política del expresidente Jair Bolsonaro. La medida, ordenada por el Supremo Tribunal Federal (STF), forma parte de una investigación en curso sobre un supuesto intento de golpe institucional vinculado a las elecciones presidenciales de 2022.

Además del allanamiento, las autoridades judiciales impusieron duras restricciones al exmandatario, quien se encuentra bajo la lupa de la Justicia por su presunta participación en un complot destinado a anular el resultado de los comicios que consagraron a Luiz Inácio Lula da Silva como presidente.

Una redada sorpresiva en plena madrugada

La operación policial se desarrolló en horas de la madrugada, tanto en el domicilio personal de Bolsonaro como en las instalaciones de su agrupación política. La irrupción se produjo en el marco de un expediente que investiga si el expresidente lideró o formó parte de una trama para impedir la transferencia del poder tras perder las elecciones. Esta intervención no es un hecho aislado: es parte de una serie de investigaciones que han ido estrechando el cerco judicial sobre su figura desde que dejó el poder.

Junto al registro de propiedades, el Supremo Tribunal ordenó a Bolsonaro utilizar una tobillera electrónica para monitorear sus movimientos. También le prohibió acercarse a embajadas, mantener contacto con funcionarios extranjeros y utilizar redes sociales, en un claro intento por frenar cualquier posibilidad de fuga o de articulación política en su defensa a través de canales públicos.

Riesgo de fuga y preocupación institucional

La decisión del Supremo se sustenta en la sospecha de que Bolsonaro podría intentar salir del país para eludir la acción de la Justicia. El riesgo de fuga es considerado alto, no solo por su influencia internacional y sus vínculos con líderes afines, sino también por antecedentes recientes: en enero de 2023, tras dejar el poder, Bolsonaro viajó a Estados Unidos y se instaló temporalmente en Florida, donde permaneció hasta que su situación judicial comenzó a complicarse en Brasil.

Las autoridades también buscan evitar que el exmandatario utilice las redes sociales como herramienta de presión política, como ya lo hizo durante su mandato y especialmente durante el proceso electoral. En el pasado, sus declaraciones públicas fueron señaladas como elementos que incentivaron acciones violentas o desinformación sobre el sistema electoral brasileño.

El contexto: las elecciones de 2022 y el intento de revertir los resultados

El trasfondo de este proceso es la contienda electoral de 2022, donde Bolsonaro fue derrotado por Lula da Silva en una segunda vuelta ajustada. Desde entonces, sectores bolsonaristas han cuestionado sin pruebas la legitimidad del resultado. Las investigaciones actuales exploran si existió una estrategia deliberada desde el entorno presidencial para desconocer el resultado electoral y, en última instancia, evitar la asunción del nuevo gobierno.

Entre las pruebas que se analizan figuran reuniones, discursos, mensajes y movimientos logísticos ocurridos en las semanas posteriores a la votación, así como los disturbios del 8 de enero de 2023, cuando simpatizantes radicalizados invadieron las sedes de los tres poderes del Estado en Brasilia.

Amenazas de Trump con aranceles si no frenan el juicio contra Bolsonaro

El operativo contra Jair Bolsonaro se produce en un contexto de creciente presión internacional, luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, intentara influir directamente en el proceso judicial brasileño. Según una carta publicada la semana pasada en Truth Social, Trump amenazó con imponer aranceles del 50 % a las exportaciones de Brasil a partir del 1 de agosto, en un intento por forzar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva a detener el juicio penal contra su aliado Bolsonaro. En la misiva, el exmandatario estadounidense calificó el proceso judicial como una “cacería de brujas” y advirtió sobre consecuencias económicas severas si continuaba. En respuesta, el Tribunal Supremo de Brasil acusó este viernes a Bolsonaro y a su hijo Eduardo de colaborar activamente con autoridades estadounidenses en la gestación de esa amenaza arancelaria, lo que suma un nuevo frente a la ya compleja situación judicial del expresidente.

Bolsonaro niega las acusaciones

El expresidente ha rechazado todas las imputaciones y se ha declarado víctima de una persecución judicial. A través de su abogado, afirmó que “jamás buscó alterar el orden democrático” y que siempre actuó “dentro del marco constitucional”. Sin embargo, su defensa ahora deberá enfrentar una creciente cantidad de evidencias y restricciones legales que podrían complicar aún más su situación.

Un escenario político cada vez más tenso

Este nuevo capítulo en la saga judicial de Jair Bolsonaro marca un punto crítico en la vida política del país. La polarización continúa siendo intensa, con un sector importante de la población que aún respalda al exmandatario y otro que exige su condena ejemplar. Mientras tanto, la Justicia brasileña avanza, decidida a esclarecer si el líder ultraderechista estuvo detrás de una conspiración para socavar la democracia.

El futuro de Bolsonaro parece cada vez más incierto y Brasil observa con atención cómo la Justicia y la política vuelven a cruzarse en una coyuntura clave para la institucionalidad del país.

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