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Trump, Irán y la reacción rusa: ¿Un nuevo orden bajo la consigna «MIGA»?

En un giro geopolítico que sacude el tablero internacional, el presidente estadounidense Donald Trump ordenó un ataque nocturno a instalaciones nucleares iraníes. A través de su red Truth Social, Trump justificó la ofensiva afirmando que «se necesita un cambio de régimen en Irán», acompañando el mensaje con el acrónimo MIGA :“Make Iran Great Again”, una reformulación provocadora de su icónica consigna de campaña MAGA (“Make America Great Again”).

La acción militar, llevada a cabo con drones y misiles de alta precisión, apuntó a lo que Washington considera infraestructuras críticas del presunto programa nuclear iraní. Según fuentes del Pentágono, los ataques fueron «quirúrgicos» y dirigidos exclusivamente contra instalaciones subterráneas en Natanz y Fordow. Sin embargo, el gobierno iraní denunció víctimas civiles y calificó la operación como una «agresión directa contra la soberanía del país».

Reacción rusa: Putin se alinea con Teherán

La respuesta internacional no tardó en llegar y uno de los pronunciamientos más firmes fue el del presidente ruso, Vladímir Putin, quien calificó los ataques estadounidenses como “injustificados y extremadamente peligrosos”. En una clara señal de apoyo a Teherán, el Kremlin recibió este lunes al viceministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araqchi, junto con el influyente asesor de política exterior Serguéi Lavrov.

Putin prometió fortalecer la cooperación militar y estratégica con Irán, subrayando que “ninguna potencia puede imponer un cambio de régimen desde el exterior sin consecuencias regionales devastadoras”. El mandatario ruso además advirtió que Moscú «no permanecerá pasivo ante nuevas provocaciones».

Teherán se endurece, la región se tensiona

El uso del término “MIGA” por parte de Trump apunta a consolidar su imagen como el líder fuerte que “restaura el orden”, ahora también fuera de las fronteras de Estados Unidos.

Sin embargo, esta postura genera alarma en Europa y en organismos multilaterales, que temen una nueva escalada en Medio Oriente. Naciones Unidas llamó a la moderación, mientras que China y Francia reclamaron una reunión urgente del Consejo de Seguridad.

Desde Teherán, las declaraciones oficiales no dejan lugar a dudas: el líder supremo Ali Jamenei denunció la “arrogancia imperial” de Estados Unidos y prometió represalias “en el momento y lugar que consideremos oportuno”. Mientras tanto, se ha reforzado la seguridad en el estrecho de Ormuz y se multiplican los llamados a la movilización popular.

La posibilidad de una alianza más explícita entre Irán, Rusia y otros actores como Siria o Hezbolá plantea un escenario altamente volátil. Si la ofensiva de Trump buscaba desestabilizar al régimen iraní, podría estar consiguiendo lo contrario: consolidar alianzas antioccidentales con apoyo popular interno.

Trump ha reingresado al escenario mundial con un golpe audaz y profundamente divisivo. Al acuñar el lema “Make Iran Great Again”, no sólo desafía abiertamente al liderazgo iraní, sino que también interpela a su base política nacional con un nuevo relato de intervención y control global. Sin embargo, las consecuencias de esta apuesta están lejos de ser claras. Lo que parece seguro es que Medio Oriente vuelve a ser el epicentro de una disputa de poder donde las palabras, los misiles y las alianzas vuelven a reescribir la historia.

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