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Cierran la Torre Eiffel por las temperaturas extremas

La emblemática Torre Eiffel, símbolo reconocido de París y uno de los monumentos más visitados del mundo, ha cerrado temporalmente su cima debido a una ola de calor sin precedentes que está azotando Europa. La decisión fue anunciada por la administración del monumento y se basa en razones de seguridad y salud para visitantes y personal, en un contexto marcado por un pico térmico extremo.

Desde el pasado martes 1 de julio y hasta al menos el miércoles 2 de julio de 2025, el acceso al tercer nivel de la Torre Eiffel estuvo suspendido. La primera y segunda plantas permanecen abiertas, aunque con recomendaciones claras: sólo los visitantes con entradas precompradas están siendo atendidos y el reembolso automático se aplica a quienes tenían tickets reservados para la cima. La administración también ha instado a las personas a posponer sus visitas a partir del jueves, en previsión de que la ola de calor pueda prolongarse.

¿Por qué se tomó esta medida?

Las autoridades meteorológicas francesas han declarado alertas de nivel rojo en dieciséis departamentos, incluyendo la región Île‑de‑France, donde se encuentra París, debido a temperaturas diurnas que alcanzan valores cercanos a los 40 °C . En algunas zonas del sur de Francia el termómetro ha llegado a superar los 41 °C .

En este contexto, la cúpula de hierro de la Torre concentra aún más calor. Si bien la estructura tolera la dilatación térmica, incluso se sabe que se puede inclinar hasta 18 cm hacia el lado opuesto al sol en días muy calurosos, la cima no está equipada ni para proteger del sol extremo ni para garantizar condiciones seguras de circulación y permanencia.

El cierre se alinea con una serie de medidas preventivas que Francia y otros países europeos han adoptado, como el cierre de casi 1.900 escuelas, restricciones a trabajos al aire libre en Italia bajo temperaturas superiores a 36 °C y recortes en los horarios de otros monumentos como el Atomium en Bruselas.

Una ola de calor provocada por un “doble efecto”

Un fenómeno atmosférico conocido como “domo de calor” o heat dome está canalizando aire seco y cálido desde el norte de África hacia Europa occidental. La alta presión impide la formación de nubes, lo cual incrementa la radiación solar y eleva las temperaturas.

Además, la temperatura del mar Mediterráneo está notablemente más cálida de lo habitual (hasta 5 °C por encima del promedio estacional), lo que refuerza la capacidad de este aire cálido para mantenerse estable y duradero.

Estos episodios no son anomalías aisladas: la Organización Meteorológica Mundial destaca que Europa se calienta al doble de la media global y que la frecuencia e intensidad de olas de calor se han incrementado en las últimas décadas.

Impacto en la experiencia turística

Para millones de turistas, la visita a la Torre Eiffel es un ícono del viaje a París. El cierre de la cima, una de las experiencias más emocionantes y panorámicas del mundo, supone una alteración importante en sus planes. No obstante, el personal del monumento ha dispuesto fuentes de agua en los accesos y aconseja protegerse del sol con sombreros, crema solar y una hidratación constante .

La medida también complementa otras acciones tomadas en la ciudad, como la apertura de parques en horario nocturno para servir de refugio fresco a la población .

Repercusiones más allá del turismo

El cierre de la cima de la Torre Eiffel no es una excepción sino un símbolo de cambios mayores. Toda la infraestructura urbana está bajo presión: el transporte ferroviario en la región entre París y Milán ha sufrido interrupciones por desprendimientos y tormentas asociadas a la ola de calor.

En Italia, se ha restringido el trabajo exterior y en España se registran récords históricos de temperatura; mientras que en Turquía los incendios forestales han provocado miles de evacuaciones.

Los expertos en salud advierten que este tipo de eventos son una amenaza real: estudios recientes estiman que las olas de calor extremas ya causan cientos de miles de muertes anualmente en el planeta.

Mirando al futuro

¿Estamos ante un hecho aislado? Todo apunta a lo contrario. El verano de 2025 parece marcar un patrón pronunciado de temperaturas extremas tempranas, lo que plantea serias preguntas sobre adaptación urbana, protección de infraestructura turística, laboral y sanitaria y la urgencia de medidas contra el cambio climático.

En el caso de la Torre Eiffel, la medida es clara: prioridad a la seguridad. En un contexto de incremento de estas olas, surge la necesidad de rediseñar protocolos de visita, tiempos de acceso y espacios de resguardo en monumentos expuestos al sol directo.

Este cierre temporal de la cima de la Torre Eiffel constituye más que una medida aislada: es una señal de advertencia sobre una realidad climática que exige respuestas integradas, tanto para quienes viven en Europa como para aquellos que la visitan.

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