
Nayib Bukele defiende la reelección presidencial indefinida en El Salvador
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha salido en defensa de las reformas legislativas recientemente aprobadas que permiten la reelección presidencial indefinida. Esta medida, sancionada la semana pasada por la Asamblea Legislativa, dominada por el oficialismo, ha generado una fuerte controversia tanto a nivel nacional como internacional, aunque también cuenta con amplio respaldo popular.
Bukele, quien ha sido una figura política altamente polarizante desde su llegada al poder en 2019, justificó las reformas asegurando que “los países desarrollados ya permiten la reelección indefinida y nadie los critica por ello”. El mandatario argumenta que, en democracia, debe ser el pueblo quien decida libremente si quiere reelegir a un presidente y no una prohibición constitucional la que limite esa posibilidad.
Las palabras del presidente hacen referencia a países como Alemania o Estados Unidos, donde no existen límites en algunos cargos ejecutivos o donde la reelección está permitida bajo ciertas condiciones. Sin embargo, críticos de la reforma señalan que El Salvador, con su historia reciente de autoritarismo y conflicto armado, necesita mecanismos constitucionales sólidos para garantizar la alternancia en el poder y evitar el abuso de autoridad.
¿Democracia o poder sin límites?
Organizaciones defensoras de los derechos humanos, así como sectores de la oposición y observadores internacionales, han expresado su preocupación ante el debilitamiento de la institucionalidad democrática salvadoreña. Recuerdan que en 2021, la Sala de lo Constitucional, tras ser renovada por una Asamblea controlada por el oficialismo, fue la que abrió la puerta a la reelección presidencial inmediata, pese a la prohibición expresa de la Constitución vigente.
A pesar de las críticas, Bukele continúa gozando de una alta aprobación ciudadana, según encuestas recientes. Su política de mano dura contra las pandillas, que ha reducido significativamente los índices de violencia en el país, le ha valido el apoyo de amplios sectores de la población que ven en su gobierno una ruptura con los modelos tradicionales.
Con estas reformas, El Salvador se suma a una lista de países latinoamericanos donde la figura de la reelección indefinida ha sido utilizada por líderes con gran popularidad para prolongar su permanencia en el poder, generando debates sobre los límites de la democracia representativa y la concentración del poder en el Ejecutivo.
La decisión de permitir la reelección sin restricciones plantea interrogantes sobre el futuro político del país. ¿Constituye esta medida una expresión legítima de la voluntad popular o un paso hacia la erosión de la democracia salvadoreña? La historia será la encargada de dar respuesta.